Suena Tain’t what you do de Jimmy Lunceford. Puede que seas del tipo de Hopper que hace relativamente poco que la ha aprendido y vas corriendo a bailarla embriagado por la emoción. Puede que seas del tipo que la ha bailado 80.698,51 veces, pero aún así no te pierdes ese momento y aprovechas para ponerle un estilo nuevo, o hacer variaciones. Tal vez seas del tipo de los que aprovechan para hacer una pausa y se van al bar (ejem ejem…¡Looser!). O bien seas del tipo de los que aún no se la sabe y estás deseando aprendérsela para integrarse en lo que parece el ritual de una secta feliz.
El Shim Sham es un baile con una estructura muy sencilla que consta de 10 frases de 32 ochos cada una. Tranquilos, la teoría es más difícil que la práctica, pues los steps que se utilizan son bastante básicos, pocos y se repiten. Algunos, seguro que ya los conoces: Stomp off, Push, Cross over, Tacky Annie, half y full break, Boogie back, Boogie forward y Shorty George. Aún así, el baile tiene un rollito muy especial. Y es que ¿Sabías que cuenta con casi 100 años de historia?
Los pasos y la coreografía tal y como la bailamos hoy fue adaptada por el gran Frankie Manning a mediados de los 80, en ese momento de revivial swinguero. Pero sus orígenes son muy anteriores.
Según se cuenta, fue a finales de la década de los 20 y principios de los 30, cuando acababan de tocar las bandas en los locales de moda de Harlem los músicos, artistas y bailarines subían juntos al escenario para bailar claqué con variaciones rítmicas y pasos de arrastre (shuffle). Fue por entonces, cuando Leonard Reed y Willie Bryant de la compañía Whitman Sisters, realizaban el Goofus, una rutina similar a la primera parte de la sección del Shim Sham actual, de una forma alocada o tonta “goofy manner” y al son del tema “Turkey in the Strew”.
Durante los años 30, cuando ya se bailaba en casi todos los locales de Harlem, como el Savoy Ballroom, se fueron añadiendo algunos detalles, como la sacudida de hombro (Shimmy), que le daría el nombre de Shim Sham Shimmy. Algunos de los bailarines o cantantes bailaban en línea en rincones del mítico salón. De aquella época conservamos versiones veneradas, como el Shim Sham de Al y Leon (Al Minns y Leon James), y otras clásicas como la de Dean Collins, al cual se le atribuye la difusión del Lindy por la costa oeste de los EEUU.
Pero sin duda, la más famosa de las versiones y la que llega a nuestros días es la de Frankie Manning, el cual repite una versión más larga del Goofus chorus, encaja breaks, y añade la sección de Boogie forwards, backs y el Shorty George.
Nuestro querido Frankie introdujo la coreografía a toda una generación de Lindy Hoppers. Después de aprenderla, miembros de la New york Swing Dance Society empezaron a realizarla periódicamente, hasta que se esparció por todo el mundo, dando comienzo a una tradición. Hoy se baila, además de con la canción de Luceford, con temas como Tuxedo Junction de Ersikine Hawkins o el Shim Sham Song de la Swing Orchestra Bill Elliot, entre otras.
Pero, y si es tan básica, tan internacional…¿Qué es lo que tiene de especial? Es un lenguaje universal que no entiende de edad, de nivel o de nacionalidad. Nadie es demasiado joven, ni demasiado viejo, ni experto o novato para bailarla. No importa si se hace en la calle, o en una sala, en círculo o en línea. Cuando empieza el momento Shim Sham se despierta una magia única, un sentimiento de unión y fraternidad que te conecta no solo con los demás bailarines, sino también con un legado.
Y es entonces cuando te das cuenta por qué es tan especial, y por qué bailas Lindy Hop. Porque esto es mucho más que un baile. Es una cultura. Y tú, my dear friend, formas parte de ella.
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Te invitamos a que te unas al Taller de Shim Sham impartido por Anita Oliete que tendrá lugar el martes 10, de 21 a 22.30 horas.